Ya está disponible el cuarto episodio de Life is Strange, y con él casi llegamos al final de la aventura planteada por DontNod, dando como resultado un episodio prácticamente inmejorable. El distante eco de las críticas recibidas hacia puntos –ahora irrelevantes– del juego como la sincronización de los labios o el abuso del slang por parte de sus personajes queda aplastado bajo el mazo de la majestuosidad desplegada en la cuarta parte de una historia que no ha hecho más que ir in crescendo.
Dark Room cierra casi por completo los interrogantes surgidos en la trama contada por DontNod a lo largo de los episodios anteriores, y además de constantes giros de guión que dejan pegada una mueca de grata sorpresa en nuestros rostros, Life is Strange ha conseguido hacer crecer en nosotros un apego hacia sus protagonistas tan grande que el único punto flojo del juego en estos momentos es que se vaya a terminar en un futuro demasiado cercano.
Si el motivo por el cual el lanzamiento se ha “retrasado” dos semanas ha sido para ofrecernos lo vivido en Dark Room, ojalá el resto de compañías hicieran lo mismo que DontNod. Las más de 3 horas –estirables hasta 5 horas si nos recreamos investigando– que dura este episodio y todo lo que vivimos en ellas deberían postular sin dudas a Life is Strange como uno de los mejores lanzamientos del año, y un título indispensable en materia de aventuras gráficas.
Nunca hubo blanco/negro
La historia, al igual que su dinámica, ha avanzado de tal manera que no hay atisbo de sombreado blanco/negro en sus decisiones, y precisamente en este episodio las ramificaciones en los diálogos y decisiones lo dejan bien claro; todo es muy complejo y siempre lleva detrás el componente humano. El único momento del juego en que las decisiones creaban la falsa ilusión de ser binarias fue en el primer episodio, y huelga decir que el único motivo era porque la historia no había hecho más que comenzar.
En Dark Room la cantidad de veces que salta el conocido tintineo acompañado por el aleteo de la mariposa en la esquina de nuestras pantallas es simplemente pasmosa. ¿Pero hay manera de saber cuál es el camino idóneo a seguir? No, no la hay. Todo depende del prisma con el que se mire la situación, que a su vez depende única y exclusivamente del propio jugador. En este cuarto episodio hay mucho más detrás de cada personaje, y tomar una decisión podrá llegar a ser hasta doloroso, como sucede con la primera decisión importante.
Como en la vida misma, tendremos que armarnos de valor y decidir basándonos en nuestras opiniones y experiencia respecto a todo lo que nos rodea, siempre con la posibilidad de volver atrás en el tiempo –la piedra angular del juego– y retocar aquello que no haya salido como nosotros esperábamos.
El episodio más completo hasta el momento
El penúltimo episodio de Life is Strange podría dividirse de manera precisa en tres partes diferentes; introducción, investigación, desenlace. Todas ellas con sus correspondientes decisiones “menores y mayores”, que afectarán de manera irreversible a la historia.
En la primera parte tenemos que deshacer el entuerto que nosotros mismos hemos creado intentando cambiar a mejor las cosas al final del episodio 3. Comprenderemos al instante que no hay Deus ex machina posible y que no hay una tecla mágica para solucionar todos los problemas que hay en el frente, a pesar de nuestro curioso don de volver atrás en el tiempo. Una parte muy emotiva que va cual dardo certero directo al corazón, pero que como no podía ser de otra manera, tiene un principio y un final. Al fin y al cabo, somos intrusos en una línea temporal que no nos corresponde.
La segunda parte está casi por completo centrada en la investigación, y consigue mejorar sobremanera los rompecabezas que ya asomaron en algunos puntos de episodios anteriores. Hay diversos de puzles que esperan ser resueltos para avanzar por la trama, y nuestra mejor baza será seguir de cerca la historia y utilizar la perspicacia para resolverlos. En concreto, uno de los puzles planteados por el episodio requerirá investigar a fondo todas la información desplegada ante nosotros en un tablero, que lejos de plantear problemas, nos dará la oportunidad de comenzar a atar todos los cabos sueltos del juego.
Por último, la tercera parte cierra el episodio resolviendo, como decíamos, casi todos los misterios que plantea el juego, proporcionando como aliciente la posibilidad de ver las diferentes facetas de los personajes secundarios si dedicamos tiempo suficiente a hablar con ellos y explorar todas esas posibilidades de diálogo que DontNod nos ofrece. Las fiestas siempre dan mucho juego, nunca mejor dicho.
Por supuesto, no vamos a desvelar ningún detalle concreto sobre la trama del juego o las decisiones que debemos tomar, ya que spoilear un juego basado en gran parte en la experiencia del jugador sería algo demasiado trágico.
En conclusión, Life is Strange ha pasado de ser un título harto interesante a ser un título indispensable y encarecidamente recomendado en nuestra biblioteca de juegos. A la historia del juego ya sólo le queda la traca final para despedir esta increíble primera temporada, y teniendo en cuenta lo que DontNod nos ha ofrecido hasta la fecha integrando a la perfección narrativa y gameplay, no se puede poner en duda que el final del juego será dolorosamente brillante.
Para rematar la faena, todos los episodios han estado acompañados de una banda sonora cargada de guiños a la historia, que ha ayudado al estudio a jugar con nuestras emociones bajo sus propias condiciones –siempre en el buen sentido–, y en este cuarto episodio se ha mantenido el listón igual de alto. Por no hablar del diseño artístico del juego, capaz de enamorar a cualquier jugador con su precioso acabado y que en Dark Room nos hará vibrar con la belleza de ciertas escenas, como la primerísima del episodio.
Por si quedaba alguna duda, lo único que me queda es urgir la pronta finalización de cualquier menester que tengáis entre manos para comenzar a desentrañar los misterios de Arcadia Bay. Acabaréis afirmando casi sin quererlo que “Life is hella Strange”.