La batalla entre las dos compañías más importantes de la industria de los videojuegos –Sony y Microsoft– casi siempre nos deja auténticos bombazos cuando llega el momento de ponerse serios en ferias como el E3 o la Gamescom. Precisamente, durante el pasado E3 pudimos ver las bazas de cada compañía de cara al futuro próximo y al futuro lejano, y a pesar de que la conferencia de Sony fue la más espectacular con la consecución de promesas como el esperado remake de Final Fantasy VII o la muestra de The Last Guardian, Microsoft también ofrece una propuesta más que sólida con juegos que también convencen, como este Scalebound. Con él, el género RPG de corte nipón se adapta al mercado occidental; nuestro mercado. Y convence. Vaya que si convence.
Scalebound es una nueva IP que pertenece a Microsoft, pero está siendo desarrollada por Platinum Games, que ya ha demostrado lo que es capaz de hacer con juegos de la talla de Bayonetta o Vanquish, y está firmado por el gran Hideki Kamiya. Lo primero que debemos saber de él es que se trata de un RPG de acción en un mundo abierto llamado Draconis, y sus protagonistas son un joven llamado Drew, y un dragón llamado Thuban. Nosotros controlaremos a Drew, pero nuestro dragón no será una mera presencia que ayude en los combates, sino que el estudio buscará que entablemos una relación de proximidad con la criatura mitológica, “obligándonos” a que se adapte a nosotros, y nosotros a ella. Al fin y al cabo, una de las cosas que hace de Scalebound un juego especial es la unión con Thuban para hacer la fuerza.
En la Gamescom 2015 pudimos ver más al detalle el futuro gran título de Platinum Games en un gameplay comentado por el personal de la compañía, y las sensaciones fueron más que buenas. A pesar de tratarse de la versión pre-alpha del juego, los detalles del escenario como su amplitud, distancia de dibujado o sólidas texturas, dejan claro que estamos ante un juego que puede convertirse en un motivo más que suficiente para hacernos con una consola de nueva generación de Microsoft. Y eso sólo viendo su aspecto visual como puesta en escena de Scalebound, porque es mucho más que un juego bonito con dragones, por supuesto. Su mecánica de juego es la prueba irrefutable de es mucho más que eso.
Hablando de la jugabilidad de Scalebound, podremos movernos de manera libre por el escenario para explorarlo al ritmo que marquemos nosotros, siempre con la compañía de Thuban, pero esto es sólo hasta que entramos en el combate, ya que cuando lo hagamos, el ritmo de la acción aumentará hasta convertirse en frenético. Los enemigos nos superan en gran número, y eso es tan solo el principio. Llegado el momento nos aparecerá un monstruo de dimensiones colosales en comparación a nosotros, y ya no valdrá machacar el botón de ataque, sino que tendremos que encontrar una forma de tumbarlo para poder atacarle con precisión. La estrategia a la hora de afrontar las batallas siempre será un elemento clave de los JRPG, y en Scalebound no podía faltar.
Además de toda esta mezcla entre mundo abierto, dragones y combates frenéticos, la personalización típica de los juegos de rol también acude a la cita con Scalebound, que ya nos ha mostrado que podremos modificar la apariencia de nuestro dragón. Al final de la demo pudimos ver que habrá un modo online, al menos cooperativo, pero todavía queda muchísimo por saber sobre la que seguro será una de las piedras angulares de Xbox. Cierto es que en su presentación ha tenido caídas graves de frames, pero huelga decir que el juego se encuentra en una fase de desarrollo muy temprana, y nosotros preferimos quedarnos con los detalles tan espectaculares que se han dejado ver en este pequeño avance de Scalebound. Es uno de los juegos que desde ya mismo marcamos como imprescindibles en nuestro catálogo de Xbox One, y realmente, se lo ha ganado a pulso.