Desierto, chatarra, velocidad y violencia. Son los cuatro pilares del nuevo título de Avalanche Studios, que está inmerso en el trimestre más importante de su historia, con el lanzamiento a principios de septiembre de Mad Max en PS4, Xbox One y PC, el juego que nos ocupa, y Just Cause 3 en diciembre.
Mad Max llega con un mundo abierto, promete mucha libertad, destrucciones espectaculares, algo de supervivencia y un universo que no es desconocido para nadie, aunque es especialmente atractivo para los más veteranos y seguidores del cine de George Miller. A algunos incluso les sonará el videojuego para la NES que lanzaron en 1990 y serán enamorados de la trilogía original, otros querrán revivir las aventuras de Tom Hardy y Charlize Theron, en la aclamada nueva película de Miller. Por suerte, hay motivación para todos.
Una historia de violencia
La historia de Mad Max no tiene un argumento demasiado fuerte. Al igual que Mel Gibson, nuestro protagonista sufre unas experiencias traumáticas, enmarcadas en un mundo que se está yendo por la borda debido a la falta de petróleo. En el juego empezamos ya solos en un lugar plenamente apocalíptico, somos asaltados por los bandidos y nos quedamos sin coche, y casi sin vida. Nuestra misión es conseguir un nuevo coche con el que poder sobrevivir en El Páramo y completar nuestra venganza.
Nada que no hayamos visto antes, pero sin duda será efectivo para meter a propios y extraños en el universo Mad Max y comenzar nuestra historia, que si bebe tan claramente de la filmografía de Miller, esperamos encontrar ese aire a western. Max es un llanero solitario torturado en busca de su venganza personal, mientras en el camino se encuentra a unas pocas buenas personas a las que ayudar en este terrible mundo, que a su vez ayudarán a Max a reencontrarse con su parte humana, puesta en segundo plano cuando la furia le invade por todo lo que ha pasado.
Combates brutales y explosiones a cuatro ruedas
El gameplay de Mad Max tendrá cuatro pilares: los combates en primera persona, las luchas en carretera, la creación del coche –magum opus–, y la supervivencia –recolección de materiales para mejorar el magnum opus y consumibles–. La parte que nos interesa ahora, los combates, se basan en dos puntos fuertes: brutalidad y espectáculo.
En los combates cuerpo a cuerpo veremos el primer punto fuerte. El sistema, claramente influenciado por lo que hemos visto años atrás en los Batman de Rocksteady y en Sombras de Mordor, sabemos que no defraudará. Para recapitular, se basa en combates contra varios enemigos al mismo tiempo, ataques y contraataques que van sumando multiplicadores para hacer combos espectaculares, y habilidades especiales con las que Max desatará la furia, y veremos cómo Max goes Mad, regalándonos unas instantáneas muy violentas.
El otro punto fuerte se desarrolla por ancho y tendido en las luchas sobre ruedas, el nervio principal sobre el que discurre el universo Mad Max. Coches potentes, viejos y tuneados, infiernos al volante en mitad de un desierto, explosiones espectaculares y convoyes que asaltar. Se trata de una orgía de violencia, gasolina y velocidad que cualquier fan de las películas de Miller encontrará condenadamente adictivo.
Al volante de nuestro magnum opus tendremos la ayuda de nuestro mecánico, que será clave, junto con los complementos que le pongamos al coche, para derrotar a nuestros rivales en la carretera. Aunque al principio parecía muy fácil, en los últimos gameplays que hemos visto, hemos comprobado que vamos a sufrir mucho según a qué enemigos nos enfrentemos, y a cuántos. Lo tendremos muy complicado contra coches de mayor nivel, y necesitaremos administrar bien los recursos que tenemos. Si nos embisten con sus coches demasiadas veces, podemos acabar en la cuneta, pero si siempre elegimos usar balas –el modo más rápido y efectivo de deshacernos de los rivales–, podremos lamentar de falta de las mismas más adelante, cada cartucho es un tesoro en El Páramo.
El Páramo y la supervivencia
El mapa sobre el que conducimos y realizamos todas nuestras misiones es El Páramo, una zona desolada –en Australia– y desértica donde podremos sentir la angustia por encontrar los materiales que necesitamos. Está dividido en varias áreas y en ellas tendremos diferentes enemigos de mayores niveles, iremos progresando poco a poco por las diferentes zonas conociendo mejor el mundo y su sociedad.
Al ser un mapa de Avalanche Studios, se trata de un mundo enorme. Nos llevaría una cantidad bastante grande de minutos recorrerlo de punta a punta, y cada cierto tiempo nos cruzaremos con muchas actividades, tales como misiones secundarias, convoyes, enemigos que nos ven y nos asaltan y coleccionables. Por lo que hemos podido ver, el mapa tiene el contenido suficiente como para entretenernos a pesar de su inmensidad, que es siempre la gran preocupación con estos títulos de mundo abierto.
Podremos pasar por El Páramo sin interesarnos mucho por su gente, su belleza postapocalíptica y sus pequeñas historias. Pero podremos echar unas buenas horas buscando los coleccionables, entre los que hay fotografías y trozos de la historia del lugar, que nos aportarán información sobre el pasado de la zona y su gente, consiguiendo crear un vínculo emotivo entre el jugador y el lugar más inhóspito del planeta.
El problema es que no nos lo pondrá fácil. El Páramo está plagado de peligros y anda escaso de suministros. Las grandes bandas que controlan las carreteras copan los pocos recursos que quedan, y cuando salgamos a por ellos –gasolina, agua, chatarra y munición–, no tardaremos en cruzarnos con avanzadillas de enemigos a cuatro ruedas.
Tendremos que gestionar estos recursos adecuadamente, especialmente la munición. Como ya comentamos anteriormente, liarse a tiros contra otros coches es fácil, pero no siempre sale rentable, podemos estar de camino a una misión donde necesitemos de nuestra recortada de doble cañón, lo que sería una faena.
Con el agua recuperamos salud, con la gasolina llenaremos el depósito, cuyos niveles veremos descender drásticamente después de grandes paseos por El Páramo. Y con la chatarra entraremos en el circuito monetario de este mundo postacpocalíptico y mejoraremos nuestro magnum opus, así que no te pierdas ni una sola pieza de chatarra.
Gráficos y tecnología
El apartado visual de Mad Max presenta un acabado excelente. No se trata de un título que marque un nuevo hito en texturas, efectos o iluminación, sin embargo, el conjunto global resalta por mantener un nivel bastante alto en todas sus facetas, y esto muchas veces es mejor que tener los mejores efectos de postprocesado a cambio de unas texturas que flojean.
Veremos, eso sí, unos impresionantes efectos meteorológicos y unas explosiones exageradas pero espectaculares. Dos aspectos que ayudan a adentrarnos mucho mejor en El Páramo, a sufrirlo, temerlo y respetarlo, además de gozar visualmente con las tormentas de arena y las eléctricas.
Las animaciones de los personajes ayudan de nuevo a la total inmersión en el juego, aunque aquí es donde vamos a tener que poner un pero, y es que en algunas ocasiones hemos visto animaciones un poco peores. Quizás solo se trate de de un par de problemas que necesitaban pulido, pero es algo que Avalanche Studios debería cuidar, ya que tiene entre sus manos un producto aparentemente muy bien acabado. Aunque para esto tendremos que esperar al veredicto final, cuando el título terminado llegue a las tiendas.
Faltan pocos días para que Mad Max salga a la venta, y las sensaciones que está dejando entre el público son buenas. Los amantes de los mundos abiertos con toques de supervivencia y combates entretenidos, están ante un título que no deben dejar pasar. El mayor problema al que se enfrenta Mad Max, un videojuego de apariencia notable, es que compite con Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, uno de los títulos más esperados de los últimos años al que la crítica ya ha puesto por las nubes. No son dos juegos comparables, pero el impacto en reservas y ventas puede notarse, al menos en las primeras semanas.