Las Mejores Sagas: Metal Gear (III)

¿Película interactiva o videojuego?

Metal Gear Solid 2 fue el juego más deseado de la PlayStation 2 en sus primeros años de vida. El tráiler del E3 de 2000 puso más que los dientes largos a los fans del clásico de PlayStation, y sobretodo abrió una brecha técnica con todo videojuego de la época. De hecho se convirtió en el mayor argumento a favor de potencia gráfica de PlayStation 2 en relación a su rival de aquel entonces, Dreamcast. La iluminación, animaciones, la utilización de sombras y el detallado modelado de los personajes no tenían parangón por aquel entonces. Y encima a 60fps (imágenes por segundo), lo que proporcionaba una gran fluidez visual a todo el juego.

Una vez más Kojima evolucionaba la base de la saga. El sigilo volvía a ser clave, pero esta vez Snake (y el verdadero protagonista Raiden) disponía de aún más movimientos. Descolgarse de barandillas, volteretas, apuntar con un arma desde un modo en primera persona, recoger cuerpos,… en definitiva un personaje mucho más ágil y capaz de afrontar los nuevos retos preparados por el equipo de Kojima. Porque los enemigos también ,como de costumbre, se hacían más listos: esta vez disponían de tácticas de combate, desplegándose por las distintas habitaciones y buscando a nuestro personaje de forma muy meticulosa. Por si fuera poco estos eran aún más letales, disponiendo de escudos antibalas. Por no hablar de las molestas cámaras de seguridad voladoras, en definitiva el reto era mayor y más complejo.

Sin embargo el juego puede ser un reto mayor, pero el uso de armas con silenciador puede hacer de buena parte del juego relativamente mucho más sencillo. Un error de equilibrio de Kojima, que por desgracia se repite en el resto de episodios. Los combates contra los jefes, por su parte, tienen menos frescura que los de Metal Gear Solid, algunos de ellos incluso son muy parecidos. Sin embargo siguen estando muy bien realizados en general, considerablemente más espectaculares a los de su antecesor.

Pero la saga empezaba a ganarse algunos detractores. El número de escenas, diálogos o básicamente todo aquel momento en que no hacíamos nada más que mirar una pantalla era considerablemente mayor. Metal Gear siempre ha sido una saga con gran enfoque en su historia y personajes, pero este juego quizás empezaba a llevarlo aún nivel que podría dejar de ser aceptable para mucha gente. En parte es lógico debido a un complejo y profundo argumento, con muchos personajes y sus historias, relaciones e incluso un fuerte componente filosófico. Sin embargo el resultado era que la línea divisoria entre película y videojuego se hacía muy delgada.

El sigilo y la supervivencia

Hideo Kojima ha anunciado varias veces la intención de dejar la saga en manos de otro director desde que terminó Metal Gear Solid 2. Aunque como sabemos eso nunca ha sido así, por lo tanto Metal Gear Solid 3 volvía a tener como director a Kojima. Esta vez la historia era una pre cuela, cambiando de protagonista siendo esta vez Naked Snake, quién después sería Big Boss personaje clave en las primeras entregas y padre de Solid Snake. Raiden, protagonista de Metal Gear Solid 2, odiado por muchos de los fans quedaba atrás.

El juego retrocedió en el tiempo para hablar de los origines de la saga, permitiendo a Kojima cambiar considerablemente la jugabilidad de la saga. No había radar y se introducía un sistema de camuflaje en el cual Snake utilizaba pinturas y trajes para mezclarse con el escenario. No sólo eso, nuestro protagonista ampliaba sus movimientos con el CQC (Close Quarters Combat) que básicamente añadía nuevos movimientos para hacer frente a los soldados en el mano a mano. Por supuesto se mantenía la esencia del sigilo, aunque añadía un nuevo elemento fundamental: la supervivencia.

Las típicas bases y edificios construidos por hombres daban paso a frondosos bosques con nuevos peligros. Ahora Snake debe alimentarse y curarse las heridas con las provisiones que encuentre, incluyendo los animales y plantas que estas nuevas localizaciones contienen. En general la experiencia de juego era diferente a sus predecesores pero manteniendo las bases de la saga. Ser sigiloso era más difícil, y se agradecía el tener que tener más cuidado y pensar mejor **nuestros movimientos* para pasar desapercibido, aunque disponer un arma con silenciador con la que ayudarnos (aunque de uso más limitado) facilitaba muchas veces nuestra misión.

En muchos momentos Metal Gear Solid 3 era brillante y superior al resto de la saga, sin embargo el juego tenía deficiencias que lo apartaban de ser el mejor de la saga en mi opinión. La cámara no estaba a la altura de las nuevas circunstancias, funcionaba en los anteriores juegos pero con los cambios en la jugabilidad era un problema. En futuras versiones del juego esto se solucionó. Otro problema era tener que entrar en un menú cada vez que queríamos cambiar nuestro camuflaje o curarnos las heridas. Como consecuencia el desarrollo no era tan fluido y más lento, ya que requería de forma muy común pausar el juego.

En el tema de la historia esta vez el entramado de traiciones, espionaje, etc… toma un segundo lugar, ahora lo más destacable es la relación entre Naked Snake y su mentor y enemiga The Boss. Como evoluciona esta y los dos personajes es realmente brillante. De hecho, The Boss es quizás uno de los mejores personajes de la saga.

Esto contrasta con el resto de jefes, al contrario de las anteriores entregas. Considerablemente menos desarrollados, no tienen el carisma de Psycho Mantis y otros. Incluso los combates no destacan, a excepción del increíble duelo de francotiradores entre Snake y The End. Simplemente hay que jugarlo por uno mismo.

Puedo concluir diciendo que las dos secuelas lanzadas para PlayStation 2 son auténticos juegazos. Por desgracia también fueron el principio de algunos problemas que acabarían estallando con Metal Gear Solid 4. Aunque eso tendrá que esperar para la próxima semana. Nos vemos.

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