Así nació una estrella
En los 90, Nintendo reinaba con facilidad en el mundo de los videojuegos y su única competencia real era Sega. Pero a Sega le faltaba algo muy importante para competir de tu a tu contra Nintendo: una mascota. Alex Kidd había fallado en ese propósito (descanse en paz) y Sega se proponía intentarlo de nuevo. La compañía japonesa pidió a sus empleados numerosos diseños para seleccionar uno en concreto.
Entre ellos estaban los que se usaron para el Dr. Robotnik (o Dr. Eggman) y otros personajes. Sin embargo el elegido fue el de Naoto Ōshima, que se convertiría así en el creador de uno de los personajes más carismáticos del mundo de los videojuegos. Una vez con el personaje creado, quince personas empezaron a trabajar en el juego y pasaron a llamarse el Sonic Team, liderados por Yuji Naka. Por supuesto, ya sabemos el resto, cuando Sonic The Hedgehog salió para Mega Drive (o Sega Genesis, dependiendo del territorio) se convirtió en un éxito de ventas y Sonic pasó a ser la mascota de Sega hasta ahora.
Velocidad contra setas
No cabe duda de que las comparaciones son odiosas, pero es indudable que Mario sentó las bases de los plataformas 2D y Sonic cogió algunos de estos elementos. Coleccionar anillos, romper bloques y algunos elemntos básicos más. Pero si hay algo que diferencia a los dos personajes y sagas es la filosofía, Sonic tiene como una de sus bases la velocidad. Un elemento, del que Marío carecía, convirtiendo a ambas sagas en conceptos distintos de plataformas 2D.
Sonic The Hedgehog sentó las bases de esta filosofía con gran éxito de crítica y público. El erizo azul se desplaza a gran velocidad a través del escenario, con rampas, loopings y demás elementos con los que dar rienda suelta a la velocidad de Sonic. Sin embargo el juego dejaba claro de que no era el correr por correr, sino que ponía en nuestro camino suficientes obstáculos que obligaban demostrar nuestra habilidad con el mando.
Gráficamente el juego mostraba el potencial de la Mega Drive, con escenarios coloridos y sprites de buen tamaño. Sonic estaba bien animado y se desplazaba de forma bastante fluida por el escenario, aspecto que también ayudaba a que no tuvieramos problemas en el control, cosa indispensable para poder completar los niveles. Personalmente encuentro el diseño artístico del juego uno de sus mayores triunfos, creando un mundo variado y realmente vibrante y vivo. Desde los campos verdes tapizados a cuadros de Green Hill y pasando por la industrializada Scrap Brain, con sus luces de fondo y su maquinaria. Sin olvidar las psicodélicas fases especiales donde recogemos las esmeraldas.
También la música forma parte de la historia de los videojuegos. Creada por Masato Nakamura, miembro de la banda japonesa Dreams Come True, la banda sonora de Sonic está cargada de melodias reconocibles por los fans de los videojugeos. La música de Green Hill o la onírica sonora de Starlight Zone son algunas de las más destacadas muestra de una gran banda sonora.
En esencia Sonic fue un gran juego, pero en mi opinión superado por las secuelas en la mayoría de aspectos. El diseño de los niveles es, en mi opinión, el punto de mayor diferencia. En los siguientes juegos son mucho más creativos con más caminos alternativos que ponen a prueba nuestra pericia para poder escoger el más adecuado y rápido. Pero no podemos dejar de lado los logros del primer Sonic, que creó una nueva forma de entender los plataformas y con grandes momentos, como esas fase acuáticas que ponían a prueba nuestro aplomo y que resultaban ser tan intensas.
No obstante el juego se gano un lugar en nuestra sección de Retro games y donde podréis ver otra visión del juego. En definitiva, Sonic logró un puesto de honor en los videojuegos e incluso llego a luchar codo con codo con Mario en cuanto a fama. Al menos durante unos pocos años.
La semana que viene continuaremos visitando los juegos de la época dorada de Sonic en Mega Drive. ¡Nos vemos la próxima vez!.
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