Probamos la demo de Devil May Cry: DmC

Un nuevo Dante, un nuevo principio

La demo empieza haciéndonos un repaso de la historia donde vemos un mundo controlado por Mundus, un demonio con el poder de un dios. Ante él una organización que se revela contra este orden liderada por Vergil. Él y Dante son gemelos, hijos de un demonio y un ángel. Esto los convierte en Nephilim, los únicos que pueden hacer frente a los demonios que subyagan al mundo.

En total podemos enfrentarnos a dos niveles, el primero es toda una misión del juego, con sus niveles secretos y todo. El segundo un combate contra un jefe final. Así que de esta forma tenemos todos los elementos principales de un Devil May Cry. Incluso la demo tiene varios niveles de dificultad, incluido el más difícil del juego.

Una vez a los mandos del juego podemos ver que hay bastantes cambios en el control de Dante en comparación a otros juegos de la saga. Una vez recalibrado el chip mental, nos encontramos con un hack’n slash lleno de posibilidades y combinaciones. No es de extrañar ya que Dante dispone de tres armas cuerpo a cuerpo más sus inseparables pistolas Ivony y Ebory.

El control responde de forma rápida algo indispensable en un juego así, a pesar de que movimientos como el famoso stinger de Dante son más difíciles de hacer que antes. Pero aparte de esos pequeños detalles es bastante fácil empezar a hacer combos y despachar a nuestros enemigos con estilo. Por lo tanto en este aspecto el juego debería contentar a la mayoría de fans del género y de la saga.

No todo el ADN de Devil May Cry está ahí

Sin embargo ahora mismo el juego tiene algunas deficiencias que le impiden llegar al nivel de los anteriores juegos. La primera y más evidente es que el juego es muy fácil. Incluso el nivel de dificultad más alto (Hijos de Sparda) es bastante asequible para cualquiera con un poco de experiencia en el género. Incluso el jefe final no presenta mayores problemas. Para una saga que siempre se caracterizó por presentar un buen desafío a los jugadores que así lo quisieran es inexcusable.

En segundo lugar, a pesar de las posibilidades del sistema de combate, es evidente que muchos de los esfuerzos de Ninja Theory han ido con la intención de simplificarlo para que sea mucho más fácil dominarlo. Mantenerse en el aire mientras destrozamos a nuestros enemigos requiere muy poco esfuerzo, sin embargo es algo que requiere pericia en los anteriores juegos y, en general, en todo el género. Incluso disponemos de un gancho de un alcance excesivo que permite elevarnos hacia los enemigos voladores. Por supuesto los jugadores nuevos a la saga, o aquellos que siempre tuvieron dificultades, encontrarán el cambio a mejor. Otros muchos fans del género lo despreciaran.

Para terminar visualmente podemos decir que el juego es una delicia, con escenarios vivos que cambian a nuestro paso y llenos de color, sin embargo, la versión de PS3 sufre severos problemas de tasa de imágenes, siendo esta nada estables. Por suerte en Xbox 360 este problema no existe. Esperemos que en la versión final no sea así.

Aún con los problemas que he visto, no cabe duda que lo visto hasta ahora demuestra que Devil May Cry: DmC es un juego sólido y con argumentos poderosos para convertirse en un más que decente juego dentro de una saga con tanta calidad. La verdad es que Ninja Theory ha salido del atolladero con nota.