Saludos, grandes mandamases de la industria del videojuego, titiriteros tras los hilos de todo lo que se mueve en este pequeño sub-mundo que tanto nos deleita a veces y tantos quebraderos de cabeza nos regala en otras ocasiones. Hoy les escribo a todos ustedes, grandes señores, a los que controlan presupuestos impensables para crear un título que le guste a las masas, pues es con ustedes a quienes quiero traspasar esta duda que me atormenta en lo tocante a los juegos que producen o crean. A esos pequeños grupos que con esfuerzo logran sacar un producto mimado hasta el último rabillo de “a” que aparece en un menú, no, a esos no, puesto que no creo que sufran de este mal que a continuación les explicaré.
Esta duda que les quiero remitir, me asaltó tras terminar Bioshock Infinite, un videojuego correcto con una factura artística maravillosa, que logró, mediante sus artimañas visuales y narrativas, convertir un juego que en un principio no tenía nada que aportarme, hacer que lo considere uno de los mejores títulos que haya probado en los últimos años.
Esto me hizo pararme a pensar en la última vez que había disfrutado de una historia tan intensa que me había atrapado tanto y con la cual me había divertido de esa manera, queriendo recomendar el juego a todo el mundo, para que la disfrutara al igual que yo. Esa sensación, recordé, no la había sentido desde que terminara Portal 2 posiblemente –Deus Ex: HR, Mass Effect, Starcraft II, bien merecen una mención–. He jugado a grandes videojuegos entre uno y otro, pero a pesar de disfrutar de sus historias, su jugabilidad o sus gráficos apabullantes, esa sensación de querer compartirlo con todo el mundo dada la euforia producida por su historia, no estaba presente en ellos.
De este modo seguí retrocediendo en el tiempo, buscando que otros títulos me generaban esa algarabía social. Cuanto más retrocedía, más fácil me era recordar el encontrarme títulos con tales características. Quizás deba añadirle el contexto del tiempo, el hecho de que era más joven, más alocado y más fácil de impresionar. Pero no pesa tanto como que antaño un videojuego de rol japonés me sorprendiera por su intrincada historia a los mandos de una Super Nintendo y hoy esos JRPG no sean, en muchas ocasiones, más que una sucesión de tópicos y clichés nacidos en aquellos años en los que yo aún era un chiquillo.
Del mismo modo me ocurrió con juegos de una índole más occidental y si me apuran, más seria. Historias como las que contaban la saga del Legado de Kain, sobre todo la tocante a Raziel en Soul Reaver, me fascinaban y aún a día de hoy me siguen pareciendo de las mejores sobre vampiros. Metal Gear Solid llevaba el espectáculo cinematográfico a un nuevo nivel que yo no concebía por aquel entonces, mientras que ahora, los millones derrochados para contar las historias de la campaña de un jugador de Call of Duty, me parecen espectaculares, sí, con doblajes de lujo, también, pero siguen fallando en ofrecerme algo fresco, cómo quizás logró Modern Warfare 2 en alguna de sus partes, pero a pesar de ello sin llegar al tan anhelado sobresaliente.
En definitiva señores, he comprobado que como le ocurre al cine comercial, a los videojuegos de altos presupuestos parecen estar en crisis de ideas para sus historias. Ya lo dije al principio, esto no es algo que vea que les pase a los pequeños desarrolladores, quienes con sus bajos presupuestos logran crear historias imaginativas y algo aún más importante, nuevas formas de narrar que nunca dejarán de sorprenderme. Mi pregunta por tanto es la siguiente, ¿están las buenas historias de los videojuegos para las masas en peligro de extinción? En el fondo creo que no, pues quedan compañías que tienen aún amor por contarnos cosas interesantes a pesar de tener millones de presupuesto, pero también es verdad que cada vez es más difícil encontrarlas y que tengan una porción de esos millones. No dejen de apostar por hacer que esta industria tenga el sitio que merece dentro del arte, ustedes que tienen poder para ello.
Hombre lo primero que te diría es que echases un vistazo a Spec Ops: The line, pero igualmente un juego no dejaría de ser una excepción ante la falta de buenas historias. En cualquier caso, las historias están muy relacionadas a determinados géneros como las aventuras gráficas, RPG’s, plataformas y acción, y los primeros que he dicho llevan tiempo en declive ya sean por variedad, mal diseño o repetición.
Yo echo en falta historias pero también hay otro mal y es el de la ausencia de películas como la saga Uncharted, en la que además de la historia cuenta con personajes carismáticos y la acción se desarrolla de forma fluida que te sientes dentro del juego.
Sabes que ninguna empresa escuchará nuestros cantos de sirena ¿verdad?