En Xombit Games llevamos varios días publicando todo lo que sabemos sobre Mad max y los detalles que más nos han gustado. Una de las cosas que siempre hemos subrayado es que este universo trata sobre los coches, los combates a cuatro ruedas y la creación del magnum opus. De modo que os vamos a contar un poco más sobre la columna vertebral del juego que Avalanche Studios presenta este septiembre.
Velocidad, gasolina y explosiones
Los combates al volante son intensos y continuos, en cuanto conducimos varios kms nos cruzaremos sin duda alguna con enemigos, algunos nos atacarán y a otros tendremos la oportunidad de asaltarlos nosotros, es parte de la belleza de Mad Max. Pero más allá de lo intenso o espectaculares que son, os vamos a transmitir lo que Avalanche ha intentando crear, pensamos que con bastante acierto.
Todo lo relacionado con los coches en Mad Max no pretende ser realista, al igual que la otra gran IP del estudio, Just Cause, tampoco lo pretende. La idea es coger la esencia de las películas de George Miller y transmitirla adecuadamente al jugador a través de un videojuego.
A pesar de que el título no busca un acabado realista, y opta por el espectáculo puro y duro, sí que hay ciertos aspectos del manejo y los impactos que buscan un acercamiento a la realidad. Por ejemplo, cada coche tiene su peso, y según este no solo irán más o menos rápido, sino que los impactos de embestida tendrás más o menos efecto, tanto en la barra de vida del magnum opus como en el efecto físico que notaremos al recibirlas. De modo que cuanto más pesado sea el coche que nos embista, más posibilidades tendremos de que nos haga perder el control y una gran cantidad de vida.
Esto también se ve reflejado en nuestro magnum opus, según los añadidos que le pongamos el peso y la velocidad cambiarán, así como la capacidad de aguantar daño que tenga. Según esta capacidad, y que Max siempre está al volante, nos sentiremos más o menos vulnerables. Según han dicho desde el estudio de desarrollo, por muy potente que sea nuestro coche, nunca dejaremos de sentir que lo pilota una persona y en ese sentido siempre somos vulnerables. Y es así, nos sentimos vulnerables tanto en combates como explorando El Páramo.
Construyendo el magnum opus
Ir formando nuestro coche es una de las mejores experiencias en Mad Max. Es nuestra base de operaciones rodante, como lo fue en Assassin’s Creed: Black Flag o Mass Effect, sin embargo, en este título, la trascendencia de lo que equipemos es total, su presencia es constante.
Desde las primeras horas del juego podremos ir marcado el camino de lo que será nuestro magnum opus, empezando por lo físico, pasando por sus complementos para el combate y terminando por la conducción. Lo mejor de todo ese sistema de personalización es que cualquier cosa que equipemos afectará a las características, de modo que si equipamos un arma extra el coche pesará más, y es sólo un ejemplo. Seguramente entremos y salgamos del taller muchas veces.
Estaremos muchas horas recogiendo chatarra para mejorar nuestro coche, y otras tanta mejorando y desmejorando para probar las combinaciones que mejor se ajusten a nuestra conducción y a nuestra forma de deshacernos de rivales. De todos modos, si no nos apasiona esta faceta, Avalanche ha comentado que tendremos sets prefijados por si no queremos gastar demasiado tiempo tuneando, y preferimos simplemente salir a hacer el salvaje.
