Ahora que aprieta el calor, y todos solemos pasar menos tiempo en casa y más en las terracitas o en la playa, si el trabajo lo permite, ponerse a jugar a un juego con mucha miga da algo de pereza. Por esta razón, pero no como norma a la que debáis acostumbraros, hoy vuelvo con un juego de navegador, tan gratis como siempre, tan pixelado como a mí me gustan, y tan difícil como el mismo infierno.
En cuanto iniciemos la partida y pasemos las pocas líneas de historia que nos separan del juego puro y duro empezaremos a descubrir similitudes gráficas y jugables con los títulos que he mencionado en el extracto, Super Meat Boy y VVVVVVV. Graficotes toscos, casi sin color que pudieran haber sido importados de una Game Boy. Blanco para los escenarios y las plataformas, negro para el fondo y nuestro personaje y rojo para la lava del volcán del que debemos intentar huir para completar esta aventura plataformera que nos exigirá toda nuestra pericia y paciencia.
La mecánica es básica, avanzar saltando hasta el final del nivel, que suena muy aburrido, pero llegar con vida al otro lado se convertirá en ocasiones en algo que se nos antoje imposible. Nuestro único enemigo aquí son la lava del volcán en el que nos encontramos atrapados y las candentes piedras voladoras y saltarinas que lo habitan. No tendremos armas ni ataques especiales para librar esta dificil empresa, solamente dos habilidades. Recogiendo piedras azules que encontremos en nuestro camino ganaremos la posibilidad de crear una línea a nuestro paso que destruya las piedras volcánicas, además si nos quedamos quietos la energía que desprende el personaje al recogerlas también nos protegerá. Saltar muy lejos, es la otra habilidad con la que contaremos, pero para poder lograrlo deberemos encadenar varios saltos seguidos, en ocasiones con precisión de cirujano, para no caernos en la lava o no estrellarnos contra una piedra que ronde la zona.
El juego no es que sea muy largo, pero a menos que seáis unos puñeteros cracks de esto del plataformeo, creedme que aún os dará un buen rato de pique contra vuestra propia habilidad. Y es que Eruption es de esos juegos que no destaca por sus gráficos, ni sus melodías, ni un argumento brutal; destaca por ser un juego condenadamente difícil, pero que aún así no permite que nos vengamos abajo y desistamos, nos incita a querer intentarlo una y otra vez, por ver si somos capaces de dejar nuestra torpeza de lado y convertirnos en unas bestias del calculo, milimetrando los saltos y acompasando nuestros movimientos para poder lograr terminar cada fase y sentirnos satisfechos y plenamente realizados.