Hoy en Las Mejores Sagas, tenemos un verdadero clásico. Uno de esos juegos cuya influencia se ha dejado notar en numerosos juegos desde que salió en 1994 y sin duda uno de los más reconocidos. Hablamos nada más y nada menos que de Doom.
El clásico de Id Software comandado por el increíble motor gráfico creado por John Carmack es también una muestra viviente de como han evolucionado los videojuegos y, en especial, los shooters en primera persona (o FPS). Por si fuera poco, fue uno de los primeros juegos que realmente impulso los mods o modificaciones hechas por usuarios como nuevos mapas.
El nacimiento del marine espacial
Sin duda el argumento de Doom es, más bien, secundario. Somos el más duro de los marines del mundo en una misión en Phobos, una de las lunas de marte donde experimentos secretos son llevados a cabo y donde el ejercito del infierno ha invadido el lugar. Como uno supervivientes debemos explorar las instalaciones y enfrentarnos a todo un ejército de demonios para poder salir vivos.
El argumento avanza en pequeñas frases entre niveles. No hay conversaciones, ni NPCs ni nada de esas chorradas enormes. En Doom dejamos que nuestras armas hablen por nosotros.
Sin duda una de las estrellas del juego fue el motor gráfico creado por John Carmack e Id Software. En comparación con Wolfenstein 3D, el pionero del género, el juego permitía diferentes tipos de iluminación, texturas en todas las superficies y distintos niveles de altitud. Todo esto mejoraba de forma considerable la ambientación del juego, creando una atmósfera opresiva. Doom no es un juego de miedo, pero más de una vez nos pondrá en tensión.
La jugabilidad es radicalmente distinta de los FPS actuales. En vez del desarrollo lineal de los Call of Duty y compañía, Doom nos pone en medio de laberínticos escenarios, llenos de pasajes secretos, y cuya finalidad no es simplemente avanzar, sino encontrar la salida. Algo que muchas veces incluye encontrar diferentes llaves. Por supuesto, no faltarán los diferentes demonios, algunos de ellos realmente letales, a los que enfrentarnos. Para ayudarnos contaremos con una buena gama de armas, desde una escopeta hasta una motosierra para las distancias cortas. Aunque incluso en esto es muy diferente a los juegos de ahora, donde la puntería es más importante. En Doom ni siquiera podemos apuntar arriba o abajo, lo más importante será nuestra capacidad de movernos con rapidez para evadir los ataques enemigos mientras llenos de plomo a nuestros enemigos.
Todo jugador de ahora podrá encontrar Doom arcaico. Pero nada más lejos de la realidad: explorar con eficacia los escenarios para encontrar todas las armas y paquetes de vida, enfrentarnos a los enemigos de forma inteligente aprovechando al máximo nuestro arsenal requiere del jugador mucho más habilidad que la mayoría de los juegos actuales.
No obstante Doom aún sigue recibiendo versiones y modificaciones, demostrando que sigue en la memoria colectiva de los jugadores. Porque ahora mismo Doom es la excepción no la norma en los FPS, al contrario de los años 90. En definitiva Doom es más que un juego, es un pedazo de historia de los videojuegos. Uno de esos juegos que todo aficionado a este mundo debería probar alguna vez.
La semana que viene seguiremos hablando de las versiones del juego, que por diferentes razones no ha sido tan prolífica como otras sagas. ¡Nos vemos!