En esta generación hemos visto numerosas sagas (sobretodo japonesas) cambiar de forma más que significativa su identidad en busca de un estilo más popular con los nuevos tiempos. Compañías como Namco Bandai, Capcom o Konami depositaron su confianza en estudios extranjeros en vez de sus propios estudios internos para dicha tarea. Así han nacido los últimos Silent Hill, Lost Planet 3 o el que nos ocupa Ridge Racer Unbounded, creado por Bugbear creadores de Fallout, sin duda los desarrolladores perfectos para la tarea de crear un juego más parecido al exitoso Burnout. Para contrastar veremos Ridge Racer 7, el último de la saga principal que nos queda por echar un vistazo y quizás uno de los últimos exponentes del estilo clásico de la saga.
Ridge Racer 7
A pesar de que ha Ridge Racer 7 le han seguido Ridge Racer 3D y Ridge Racer Vita, los cuales vimos la semana pasada, la sensación que queda es que el Ridge Racer que conocemos puede haber pasado a mejor vida. El juego es a grandes rasgos una simple actualización de Ridge Racer 6, el juego que salió para Xbox 360, siendo esta vez solo para PlayStation 3 a la vez que le acompañaba a la salida de la consola, como es tradición.
Gráficamente destaca por ser uno de los pocos juegos de la consola a 1080p nativos, lo que le da una calidad de imagen superior a la de muchos títulos de la consola. Aunque a costa de una texturas bastante simples y escenarios poco detallados. Aun así el juego se mueve con fluidez y resulta lo suficientemente agradable a la vista considerando que fue uno de los juegos de inicio en la PlayStation 3.
En la jugabilidad el juego nos trae la posibilidad de escoger entre coches y marcas con 3 tipos de derrape: suave, estándar y dinámico. Aunque es posible que cada uno se ajuste mejor a ciertos circuitos en última estancia será nuestros gustos lo que decida cual escogemos. A medida que vayamos avanzando carreras podremos obtener nuevos coches y personalizarlos con piezas nuevas, cambiarle el motor y escoger el tipo de nitrosos que queramos, cada uno con sus particularidades.
En cuanto a las carreras, estamos ante Ridge Racer 100%: nuestra habilidad y manejo del derrape como única arma añadido al buen uso del nitro. Todo muy parecido a las entregas anteriores sin nada nuevo bajo el sol. Pero conservando la esencia de los arcade de toda la vida.
Ridge Racer Unbounded
No cabe duda de que la popularidad de Ridge Racer iba a menos. Con las cada vez menos satisfactorias ventas de la saga, Namco intentó añadir sangre nueva para volver a llevar el nombre de Ridge Racer al lugar que una vez ocupó. Un lugar ahora habitado por sagas como Burnout o los recientes Need for Speed. Los encargados de la tarea eran Bugbear, los desarrolladores de Fallout. Un equipo con experiencia y capaces de renovar la saga.
El resultado es Ridge Racer Unbounded, que se podía haber llamado Cars Racing: Street Edition o cualquier otro nombre porque de Ridge Racer no tiene nada. Y es que el juego más que un soplo de aire fresco es una ruptura total con el pasado. Ni los coches, ni los circuitos, ni el estilo gráfico. Prácticamente nada del ADN de Ridge Racer que todos conocemos, a excepción de algún vehículo para descargar con la clara intención de tocar la fibra nostálgica a aquellos que quieran algo de esa saga en el nuevo juego.
A destacar la posibilidad de destrozar los coches contrarios, escenarios destructibles, los circuitos urbanos. Vamos, todo muy Burnout. Gráficamente el juego es bastante vistoso, con circuitos bastante detallados además de ser, una buena parte de estos, destructibles. Los coches por su lado están mucho mejor que los anteriores entregas de la saga y son mayormente reales.
La conducción también se aleja de los anteriores juegos ofreciendo unos derrapes menos imposibles aunque con clara proyección arcade. Aunque los controles pecan de tener cierta inercia o no ser del todo satisfactorios. Un gran cambio si estamos acostumbrados a los refinados controles de los Rigdge Racer anteriores. De todas formas el juego es un decente juego que sigue la estela de Burnout, quizás con demasiado esfuerzo, lo que le impide tener un estilo realmente propio como el nombre de la saga que lleva puesto. A destacar el editor de circuitos que le añade mucha vida al juego.
La conclusión es que parece que aparte de las recientes entregas portátiles, la saga ha dado un paso hacia adelante para olvidar sus raíces. El juego no fue un éxito precisamente, demostrando que ha sido un esfuerzo en vano, lo cual ha puesto también la saga en el filo de la navaja. Esperemos que Ridge Racer pueda resucitar en su forma original en las nuevas consolas.
La semana que viene ya toca, por fin, las curiosidades que han envuelto desde sus inicios a Ridge Racer. ¡Hasta la semana que viene!