Aprende a manejar la diplomacia en Total War Rome II

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Durante las últimas semanas en Xombit Games hemos puesto mucho interés en contaros todo lo que sabemos sobre títulos de estrategia. Tras haberos dado las bases para triunfar en la nueva campaña de Total War: Rome II Emperor Edition, os desmenuzamos las mecánicas de la diplomacia.

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Este es uno de los aspectos más sencillos del juego, por lo que tardaremos muy poco en dominarlo, pero merece prestarle un mínimo de atención en nuestras campañas. En el panel de diplomacia veremos qué vecinos son amigables y cuáles indiferentes u hostiles, esto se aprecia según el color de la careta que aparece, siendo el verde buena señal, el amarillo relaciones que nos podemos trabajar, y el rojo prácticamente insalvables.

Nuestro primer paso debe ser firmar pactos de no agresión con aquellas facciones con la careta en verde, e intentarlo con las amarillas. El segundo es el de ofrecer acuerdos comerciales con esas mismas facciones, pidiendo además un pago si el éxito del ofrecimiento es alto. Con esto podremos mejorar relaciones con nuestros vecinos indecisos y estrechar lazos con nuestros amigos. Estas dos peticiones diplomáticas son las más básicas, y por ello, las primeras con las que debemos empezar con cualquier facción, otras peticiones serán probablemente rechazadas.

De aquí en adelante, tendremos un buen abanico de posibilidades diplomáticas, tales como pedir la ruptura de alianzas, unirse a guerras, o fijar objetivos militares, además de la interesante creación de estados clientelares, pero para esto hace falta mucho trabajo o capturar la capital de otra facción y en vez de ocuparla, seleccionar la opción de crear tu estado vasallo.

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La diplomacia, en cuanto a opciones, no tiene mucho más misterio. En la barra de poder veremos cómo están las cosas, y cuanto más se incline a nuestro favor, más posibilidades hay de salirnos con la nuestra. De todos modos, debemos tener en cuenta que no todas las facciones manejan la diplomacia igual que nosotros, de modo que veremos que será imposible cerrar pactos de no agresión o acuerdos comerciales con pueblos bárbaros, aunque nos sean leales. Sin embargo con facciones afines culturalmente nos será más fácil entendernos.

El último factor a tener en cuenta es el de nuestras propias acciones, y cómo estas afectan a la diplomacia. Por ejemplo, la idea de tener un aliado y pedir acceso militar para declararle la guerra es atractiva, pero tendrá penalizaciones diplomáticas, y si traicionamos con normalidad, nos ganaremos mala fama. Además, el propio avance de nuestros dominios nos conferirá Imperium, es decir, poder para contratar más ejércitos y emitir edictos, pero, importantes penalizaciones diplomáticas llegado un momento.

Se trata, por tanto, de un sistema relativamente sencillo que se verá afectado por nuestras acciones, y al que debemos echarle más de un ojo si no queremos solucionarlo todo a base de golpe de espada.

¿Estás preparado para ser el verdadero Maquiavelo de Rome II?

Archivado en Estrategia, Guía, The Creative Assembly, Total War Rome 2
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