Los jefes finales son siempre uno de los momentos más peliagudos de cualquier Dark Souls, algunos de ellos pueden acabar con nosotros en un suspiro, un simple error que puede hacer que perdamos la batalla, justo cuando ya estaba casi acabada. Por supuesto el jefe final de Dark Souls 2, es uno de esos, y aunque los hay más difíciles, no debemos confiarnos a estas alturas del juego, y más cuando podemos enfrentarnos a dos jefes finales seguidos.
La batalla final de Dark Souls 2 se desarrolla en el Trono del querer, una zona sólo accesible con el Anillo del rey, y que se encuentra en la zona de la hoguera de Puerta del rey, en el castillo de Drangleic, una vez allí bajamos las escaleras y veremos la puerta que nos dará acceso a esa zona.
Esta zona no tiene enemigos (pero aún podremos ser invadidos, cuidado) y veremos a la Heraldo de Esmeralda que nos dará más claves sobre el argumento, advirtiéndonos que el final de nuestra aventura está cerca. Una vez llegada a la puerta de la niebla, recomiendo invocar a los NPC (o jugadores) que pueda haber. Una ayuda nunca está de más, o si sois valientes enfrentaros solos a lo que hay delante.
Vigilante y Defensor del trono
Antes de enfrentarnos al jefe final del juego, nos tocará vernos las caras contra estos dos enemigos. Si tenemos ayuda, podremos dejar que se encarguen de uno mientras vamos a por el otro, sino, lo pasaremos bastante mal. El Vigilante es quizás la más peligrosa de los dos, se mueve muy deprisa, y sus combos pueden hacernos mucho daño, por el contrario el Defensor, suele moverse más lento y sus ataques son más predecibles, pero demoledores.
Recomiendo intentar ganar distancia, y dejar que el Vigilante se nos acerque y tener unos segundos para un combate uno contra uno. Por si fuera poco, cuando uno de los dos muere, tenemos 20 segundos para matar al otro antes de que lo reviva con el 100% de vida. Además cuando este bajos de vida, ambos imbuirán sus armas con daño de relámpago, haciéndolos más peligrosos.
Nashandra
Dependiendo si hemos conseguido la Afinidad con el Gigante, nos enfrentaremos de forma directa y sin descanso a Nashandra, un poco más fea que la primera vez que la vimos. Aunque no es un enemigo muy peligroso, hay que tener mucho cuidado con las bolas negras que surgen a su alrededor, ya que al acercarnos a ellas, nos causarán el estado maldición.
Si tenemos magias o ataques de largo alcance, nos será mucho más fácil, por el contrario debemos esperar a que Nashandra, salga del alcance de esas bolas para poder acercarnos. Pero mientras nos mantengamos a distancia, ella nos lanzará un rayo que debemos evitar a toda costa. Una vez nos podamos acercar a ella, la cosa no será mucho más fácil, los ataques de su guadaña son poderosos, al igual que con otros jefe buscad los lados o su espalda y esperad el momento oportuno para atacar.
Mientras vayamos con cuidado, no tendremos ningún problema y podremos disfruta del final. Ahora podréis empezar una nueva partida usando el mismo personaje, aquí tenéis una guía que os ayudará.