Durante las últimas semanas en Xombit Games hemos dado un repaso a algunos aspectos fundamentales de Total War: Rome II, tales como aprender a manejar la diplomacia, triunfar en la nueva campaña Emperador Augusto y algunas novedades que deberías conocer sobre la nueva Emperor Edition.
Ahora damos el paso a la acción, vamos a aprender a manejar un ejército macedonio sobre el campo de batalla. Para muchos fanes de la saga y del mundo antiguo, algunas de las facciones favoritas para iniciar una campaña son las griegas, y entre ellas, muchos hemos soñado alguna vez con revivir la gloria de Alejandro Magno. Aunque a priori el ejército macedonio no es demasiado complicado de manejar, tiene varios puntos flacos que debemos tener en cuenta si no queremos ser arrasados en batalla.
La unidad básica del ejército macedonio en Rome II es el piquero, exactamente iguales a los que vimos en la película Alejandro. Son hoplitas como el resto, pero su equipamiento es ligeramente diferente, cuentan con mayor capacidad de daño y menor protección. Veremos a casi cualquier unidad que se enfrente a ellos caer como moscas bajo sus largas picas, pero debemos resguardar sus flancos y espaldas.
Para ello una de las mejores estrategias es la de apostar una línea de piqueros y reclutar a un par de hoplitas, con mucha mejor defensa cuerpo a cuerpo, para así fortalecer los débiles flancos –en la imagen de abajo vemos un claro ejemplo de ello–. De este modo tendremos una línea de infantería tremendamente robusta.
Ahora se nos presenta el segundo problema, las unidades de proyectiles enemigas. Los piqueros son más débiles a las descargas enemigas, aunque al tener menos armadura, corren más incluso en formación de falange, de modo que si sólo tenemos en frente a este tipo de unidades, no hay que temer demasiado a cargarles, pero normalmente no será así.
Nuestro ejército debe ser equilibrado, por lo que deberíamos contar al menos con 4 unidades de proyectiles y otras 4 de caballería. Con nuestros proyectiles podemos mermar a las unidades a distancia enemigas, o a la infantería, a cambio de usar al menos a 2 unidades de caballería para cargar contra los proyectiles enemigos o hacerlos huir, la idea es que no nos lancen descargas. Pero no debemos sacar a toda la caballería de golpe de nuestra formación, deberíamos guardar 2 unidades, una a cada flanco, para asegurar que ninguna unidad enemiga flanquea a nuestra infantería y destroza a nuestros piqueros por la espalda.
Si al poco de comenzar la batalla hemos dispersado con éxito a las unidades de proyectiles enemigas y hemos impedido que flanqueen nuestra línea de infantería, tendremos a la caballería preparada para primero, acabar con los jinetes enemigos, y segundo, practicar la táctica del yunque y el martillo, es decir, cargar con nuestra caballería sobre la espalda de la infantería rival mientras nuestros piqueros los retienen. El resultado que obtendremos será abrumador para los enemigos, y repitiendo las cargas de caballería unas pocas veces más, la victoria será nuestra en poco tiempo.
Esto es en un caso ideal, con igualdad numérica y ejércitos equilibrados. Pero nos podremos encontrar con rivales con mucha caballería o muchos proyectiles, o demasiada infantería para evitar el temible flanqueo. Pero las líneas anteriores nos sirven para adaptar nuestro ejército a todo tipo de situaciones. Debemos ser rápidos, evitar que nos masacren con proyectiles y no permitir bajo ninguna circunstancia el flanqueo.
Y vosotros, ¿estáis preparados para convertiros en el nuevo Alejandro Magno?