Aprende a manejar un ejército romano en Total War Rome II

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Hace poco os hemos enseñado en Xombit Games a ser el general que Macedonia espera, y es nuestra intención dar un repaso por los grandes tipos de ejércitos que existen en Total War: Rome II. Esta vez es el turno de convertirnos en cónsules y llevar Roma a la gloria.

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Las pautas básicas que vimos en la guía sobre el ejército macedonio se repiten en todos los tipos de ejércitos, aunque cambian las unidades, sus estadísticas y por tanto cambia ligeramente la manera en la que utilicemos al ejército. Este cambio a pesar de ser pequeño, es muy importante, y a veces es tan sutil que si no sabemos cómo amoldarnos a los diferentes tipos de ejércitos, podremos caer con estrépito ante nuestros enemigos.

Para empezar la unidad básica romana no es de lanza ni pica, es de espada. El combate es más cercano al enemigo, y las unidades son bastante equilibradas, era la magia del ejército romano, servían un poco para todo, algo que se refleja bien en Total War: Rome II. Lo primero que tendremos es el Hastati, y conforme investiguemos un poco de tecnología bélica, tendremos Princeps y Trarii. Suficiente para tener un ejército más que compensado.

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Con estas tres unidades, apoyadas por caballería y proyectiles –de 3 a 4 de cada uno– tendremos todo lo necesario para manejar bien una batalla. A priori ni los Hastati ni los Princeps son ideales para las cargas de caballería, aunque las encajan con bastante soltura. Si tenemos Triarii, que llevan lanzas y funcionan de hoplitas romanos, son perfectos para poner una primera línea para parar a la caballería enemiga, e incluso para aguantar a la infantería rival mientras flanqueamos las líneas rivales con los Hastati.

Otra opción es apostar primero a los Hastati, para que hagan la función de lo que llamamos unidades basura –aunque los Hastati no lo son–, es decir, las unidades de vanguardia que sufren toda la furia enemiga, aguantan, mueren y el resto de nuestro ejército espera su oportunidad para atacar a un enemigo ocupado, cansado y sin una formación sólida. Sacrificar unidades a cambio de cansar al enemigo.

El resto del ejército lo usaremos tal y como ya dijimos en la guía del ejército macedonio. La caballería debe evitar que los jinetes rivales carguen contra nuestras filas, en especial nuestras unidades de proyectiles. Y una vez acabemos con la caballería enemiga, cargar contra las unidades a distancia del rival, para finalmente cargar a la espalda de la infantería enemiga, presumiblemente ocupada con nuestros Hastati o Triarii.

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Mi mejor consejo para los Princeps, es que los guardemos y usemos como último recurso –en la imagen de arriba vemos cómo apenas me hicieron falta–. Si una unidad de la línea de infantería cae, los mandamos a cubrir el hueco, si vemos que otra está sufriendo mucho, los mandamos para refrescarlos. Y si nuestra caballería está maltrecha y no podemos hacer las cargas por la espalda, podemos flanquear o enviarlos a la línea antes, con tal de evitar bajas innecesarias, la moral enemiga bajará conforme más romanos vea cerca, especialmente si llegan por los flancos o la espalda.

Para ir terminando, recordar la necesidad de ser rápidos –con los romanos no nos será difícil al no ser tan pesados como los hoplitas–, movernos con agilidad –nuevamente con Roma no es tarea complicada–, evitar flanqueos –por romanos que sean, sufren como todos– y usar con inteligencia a la caballería.

No olvidéis pasaros por nuestras guías sobre la diplomacia y la campaña Emperador Augusto, donde os ofrecemos un rápido repaso a todos los aspectos del juego.

¿Te atreves a conquistar el mundo conocido con Roma?

Archivado en Consejos, Estrategia, Guía, The Creative Assembly, Total War Rome 2
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