Crear un juego en base a barras, círculos y, en general, de todo tipo de figuras geométrica puede parecer al principio muy poco apetecible, pero si se sabe crear una jugabilidad a medida tenemos un título sumamente divertido. A esto le puede pasar a Borderline, un título arcade de carácter sencillo que, sin embargo, esconde una interesante jugabilidad y una diversión al alcance de todo el mundo.
En Borderline debemos hacer que nuestro círculo permanezca en el trayecto, y para ello debemos de sortear decenas y decenas de obstáculos en forma de distintas figuras geométricas que incluso tienen un patrón de movimiento concreto. El título, que pone a prueba nuestros reflejos, nos exige así tener que tomar decisiones rápidamente si no queremos dar por concluida la partida, y todo con la idea de llegar lo más lejos posible en niveles que van subiendo su dificultad al ir amasando ciertas puntuaciones.
Además de poder jugar en solitario en partidas prácticamente infinitas, podremos entrar a su modo multijugador para disfrutar de las partidas con otras personas, en una forma de ver si tenemos el nivel suficiente como para creernos un buen jugador en Borderline. Asimismo existe opción de personalizar un poco nuestro círculo y la trayectoria haciendo uso de los corazones desbloqueados para dar una sensación diferente, aunque a la larga no sea estrictamente necesario.
El único aspecto negativo del juego es que, cada vez que intentemos un nivel, nos salta publicidad a pantalla completa, lo que es sin duda muy molesto y algo que se debe corregir en sucesivas actualizaciones si sus creadores quieren crear un producto de largo recorrido. La verdad que últimamente estamos recibiendo propuestas como Dash Up o Jump que crean buenas experiencias en base a conceptos muy sencillos.
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