Tras haber aprendido a manejar un ejército griego de tipo macedonio en Total War: Rome II, y entendido los preceptos a seguir para convertirnos en un buen cónsul romano, os desmenuzamos los secretos que debemos conocer para dirigir con éxito un ejército oriental, quizás, de los más complicados del juego.
¿Por qué hemos insistido más de una vez en que los ejércitos orientales son complicados?, porque su fuerza reside en la caballería y requiere mucha atención y temple para conseguir la victoria, mientras que la infantería, de base, es bastante pobre. La unidad básica de estos ejércitos es el lancero oriental, que responde perfectamente a la definición de unidad basura.
Es un problema, porque al principio de nuestras campañas tendremos lanceros orientales, aunque la caballería es bastante buena y nos salvará los papeles, pero hay que ser preciso al manejarla. En el fondo no cambia demasiado con el resto de ejércitos, como ya os adelantábamos ayer, las pautas básicas están ahí, y se repiten, pero cada tipo de ejército tiene su equilibrio propio.
Nuestro objetivo con los ejércitos orientales es crear muchas distracciones con la caballería. Tendremos escaramuzadores, que nos vendrán muy bien para desviar unidades enemigas a donde nos interese, y atacar con la caballería pesada –las catafractas son demoledoras para cargar–, todo con el objetivo de que el enemigo no pueda enviar muchas tropas a nuestra línea de infantería, o de lo contrario lo pasaremos mal, ya que por débiles que sean, sin ellos, nuestra caballería estará perdida.
Por supuesto, en este tipo de ejércitos, el balance adecuado es clave, y como nuestra caballería es muy buena, sería muy sensato tener más de 4 unidades de estos, e incluso 8, pero no demasiadas más. Y no olvidarnos de tener unidades de proyectiles, su apoyo a la infantería será esencial para la supervivencia del ejército.
Debemos tener siempre una mano preparada para pausar la batalla y analizar detenidamente las situaciones que tenemos en la pantalla, el tiempo es con estos ejércitos más importante que nunca. Y por supuesto, que no nos flanqueen la infantería. Y en la medida que podamos, será indispensable investigar tecnologías para conseguir montañeses y hoplitas persas, mucho mejores que los lanceros.
No olvidéis pasaros por nuestras guías sobre la diplomacia y la nueva campaña Emperador Augusto para aprender a manejarnos durante las campañas.
¿Estás preparado para convertirte en el nuevo Darío y recuperar la gloria de Persia?